ENTREVISTANDO A…

HERNÁN GOLFRID, ALBERTO AMMANN Y RICARDO DARÍN

ESTE TRÍO INIGUALABLE NOS PRESENTA LA ANGUSTIOSA TESIS SOBRE UN HOMICIDIO

ALBERTO AMMANN

¿Cómo llegaste al proyecto?, ¿Qué te sedució más?

Al recibir la propuesta, ya supe que Ricardo Darín iba a formar parte también, así que la mitad del proyecto ya lo tenía todo ganado, puesto que Darín no iba a hacer una película con un guión mal escrito y una historia que no sea atractiva, y además al leerlo me sedució del todo y me decidí completamente por apostar por él.

Además, trabajar con Ricardo y Arturo Puig es fantástico, un actor argentino que ya es un mito, así que entre Ricardo, la calidad del guión y este personaje extraño a nivel de búsqueda y creación, fueron algunas de las causas por las que me decidí.

Tras formar parte de películas cómo «Celda 211» o «Invasor», ¿Qué ha significado en ti el personaje de Gonzalo?

Este personaje jamás lo había echo anteriormente.

Se trabaja mucho desde la ambigüedad, es muy complicado, está casi toda la pelíula en una cuerda floja. Se intenta que el espectador señale al personaje, al igual que Bermúdez, y por otro lado dudar continuamente de sus actos. Si bien Gonzalo y Bermúdez son soberbios, pedantes, egocéntricos, intransigentes, con numerosas miserias… también hay un proceso obsesivo que va creciendo en uno y va influyendo en el otro.

Mi personaje llega obsesionado, y le provoca al otro lo mismo. El tratar de imaginar una cabeza muy distinta ha sido lo más complicado de mi personaje.

¿Cuáles han sido tus referentes cinematográficos y literarios?

Sí que visioné varias películas, pero no me basé en ellas.

Tras ver documentales de asesinos en serie me inspiré en uno que se llama Ted Bundy, un asesino en serie de mujeres, abogado y que él se defendió de su propio juicio. Sin embargo, era un tipo guapo, muy encantador con las mujeres, muy correcto, pero que estaba mal de la cabeza. En el documental se puede ver el proceso por el que se quita la máscara.

Sin imitarlo, me quedé con algunas cosas, esa expresividad, y en otras me inspiré en él para crear está ambigüedad.

¿Qué has aprendido al trabajar con Ricardo Darín?

Su gran talento es su esencia, en la intimidad ves su profesionalidad y calidad.

No hace falta que pregunte dónde se tiene que poner, se ubica en el espacio de una manera efectiva para todos los instrumentistas de la orquesta del cine, sin contar ya como se mueve dentro de una escena favoreciendo tu plano, siempre de manera inconscientemente, gracias al enorme talento que tiene. He aprendido mucho de él, sobre todo el como ha integrado de manera funcional y efectiva su brillantez, no tengo palabras, es un genio, tiene una sensibilidad muy profunda.

Gonzalo principalmente lo vemos más como a un héroe que como el villano de la película, y durante la película dudas realmente de su papel verdadero.

En un principio Gonzalo es un personaje que llega con luz. Bromea y no le da demasiada importancia a las cosas, y por otro lado el personaje de Bermúdez ya está obsesionado y medio loco… Si interpretas literalmente el guión puede parecer que Darín se pasa bastante con Gonzalo.

Es el tema de la forma y de cómo se hace para despertar sospechas en el él y pasar a ser un demente, te puede hacer verle de una manera desquiciada.

Siembras una duda a partir del trabajo interno, de la expresividad. Con lo que dice está haciendo una cosa, haciendo que continuamente se este con una línea de seguimiento en la cabeza con respecto a lo que está pasando fuera.

Tras haber participado en varios medios como el teatro y el cine, ¿Qué es lo que más te seduce? ¿Cuáles son tus futuros proyectos?

A mí lo que más me importan y me enamoran en un proyecto son los personajes.

Para decidirme a hacer teatro tengo que enamorarme mucho de un proyecto para poder sentir viva y redescubrir cada función. La tele no me termina de convencer en cuanto a la posibilidad de tiempos del rodaje, no puedes trabajar lo creativo con el tiempo debido, todo va muy rápido y me cuesta mucho más adaptarme.

Actualmente estoy en una productora argentina afincada en España barajando y mirando una serie de ocho capítulos para Telecinco que se empezaría a rodar el año que viene. Es una historia interesante, con humor negro y terror, algo de lo que tengo muchas ganas, pero pudiendo vivir del cine y en un futuro del teatro, no me planteo de momento acercarme a la televisión.

RICARDO DARÍN

¿Cómo llegaste al proyecto?

Desde el primer momento me gustaron los diálogos, que son muy pulidos y se permiten el atrevimiento de arrojar máximas, como la fusión del poder y la justicia, me resultó muy atractivo porque normalmente suele ganar con bastante diferencia la literatura al arte cinematográfico. Cuando tenemos un buen libro entre nuestras manos el tiempo pasa volando y no queremos que llegue el final, y con las películas sin embargo si deseamos que llegue. Al conocer el enfoque de Hernán me entusiasmó y también los elementos que se fueron agregando, Albero, Calu, a quién ya conocía, Arturo Puig, que es como mi hermano mayor, con él trabaje por primera vez cuando tenía doce años… Fue todo muy placentero.

¿Qué ideas y acontecimientos acaban por transtornar la cabeza profesor Bermúdez, cuáles son los desencadenantes? , ¿Cuál es el momento en que crées que los instintos son los que acaban por dominarle?

Es una persona completamente solitaria, con un cortocircuito de relaciones a su alrededor. El guión permite la capacidad para hacer ver al espectador que no es una persona en la que podamos confiar. Estar dispuestos a seguirlo en unos tramos para abandonarlo, pero luego volver a recuperarlo y volverlo a abandonar. A su vez, el guión nos muestra su parte más humana.

Normalmente solemos ver a unos personajes más heroicos e intachables. Es un hombre que yo no se si lo llamaría por teléfono, pero lo que sí es indudable es que esgrime y argumenta una serie de situaciones con las no podemos no estar de acuerdo. Al mostrarnos sus pensamientos sobre la estructura de la justicia, abre una ventana por la que nos deja espiar como funcionan las cosas ahí. Siempre un juez es el último de constatar las cosas para evaluar, y de se le exige que tenga la sabiduría y la imparcialidad que pensamos que tiene en un momento. Bermúdez se hace creíble porque le reconocemos corazón y voluntad, pero su modus operandi es cuanto menos criticable y sospechoso sobre todo cuando está inmerso en un juego que no propone él, su mentalidad es más inteligente que la suya, le ha estudiado y sabe sus puntos débiles. Todo en un escenario en el que seguro que le va a ganar, porque yo creo que lo que persigue es acabar con él. El otro personaje busca ganarle y destruirle utilizando sus propias armas, sabe pulsar la tecla indicada.

Bermúdez me parece rebelde dentro de la generación que responde, un indignado con chapa en contra de casi todo lo que está ocurriendo porque no lo consigue digerir.

¿Qué te parece el juego que se establece con los espectadores para que formen parte de la historia y se conviertan en propios espías?

Es un hallazgo novedoso y fantástico para mí, tanto la forma de trabajar del director como el guión, una historia que defiende la posibilidad que tenemos todos de contemplar nuestro alrededor y de poder enfocarlo hacia la dirección correcta para saber leer entre líneas las cosas que cosas que pasan por delante de nuestra vista pero que se presentan ocultas, y que pueden ser importantes y determinantes para descubrir el caso y tomar las decisiones pertinentes.

Además es una gran película sobre los detalles, hace un alarde de detalles en lo que es la construcción narrativa de la historia, y por si fuera poco, el final también está sujeto a eso porque sabe que te has subido a perseguir la cabeza del personaje central, buscando e investigando, aventajando descubrir la verdad o conocer su verdad, consiguiendo con ello un final polémico, que deja confuso y dudando al espectador. No quiere abandonarte, quiere que sigas fiel a ti misma y sigas atenta a los detalles, quiere que sigas trabajando en ese sentido.

Esta película es diferente a las demás, solemos encontrarnos historias más masticadas con un final que nos conforma a todos y más simple. Este es un caso en el que no te queda más remedio que seguir pensando, y esto es algo que considero que es saludable.

El personaje de Alberto Ammann plantea en un momento de la película si la justicia es justa y tu personaje debate esta idea, ¿cómo ves tú esta conversación? ¿Cómo la extrapolarías al mundo real?

Si la justicia es independiente, si como debiera ser es autónoma sin depender de otro poder, estarías a creer que es aplicación de la justicias sería puramente imparcial. Ahora, en tanto en cuanto reciban presiones o sugerencia de algún otro poder nos damos cuenta de que difícilmente estamos en igualdad de condiciones frente a la ley.

Sinceramente, alguien que tiene mucha pasta podrá contratar a un buen bufete de abogados va a tener más posibilidades de llegar al puerto deseado que un pobre tipo que se ve obligado a robar para dar de comer a sus hijos. Probablemente, el que dispone de unos buenos abogados, y aún habiendo echo un gran desfalco de dinero, tendrá más probabilidades de ser considerado como un ser humano que el que necesitaba dar de comer a sus hijos. Eso lo sabemos todos.

Nos hemos acostumbrados a vivir con semejantes decisiones que nos hemos acostumbrado tristemente a que sean normales cuando no lo son para nada, hemos aprendido a convivir con esta falsa realidad.

¿Estamos dormidos entonces ante esta realidad sin remedio alguno?

Para nada, es evidente que no estamos dormidos porque estamos hablando de ello ahora. El problema es como hacemos para sostener lo que opinamos, cómo nos manifestamos día a día, cómo hacemos para sostener de una sola pieza nuestro pensamiento y que no sufra ninguna alteración.

Dependemos demasiado de los medios, de las informaciones, y resulta ser que ahora, antes de analizar una información, lo primero que cotejamos es de donde procede la información. Si no nos prestamos atención, sino recuperamos el valor de lo individual, el respeto, no sé donde vamos a ir a parar porque las cosas no las estamos eligiendo nosotros.

Cuando el agua no nos moja los pies nos hemos callado, y ahora que nos toca los pies estamos saltando. Tenemos que hacernos oír mano a mano y ante determinadas cosas decir no, no sólo en lo que hacemos sino también en lo que decimos.

HERNÁN GOLDFRID

¿Pudiste leer la novela antes de realizar la película?

Siempre quise hacer un thriller, el indagar diferentes géneros. Con Patricio Vega empezamos a investigar sobre nuestra siguiente película y ambos coincidimos, habiendo leído la novela antes, que en ella había una película. Eso fue el punto inicial que me entusiasmo al hacer esta película.

Primero te atreviste con la comedia, y ahora con el thriller, y en las dos el guionista en Patricio Vega. ¿Él te presentó una versión y tú has trabajado sobre ella, o habéis trabajado en la adaptación los dos juntos?

Patricio es un gran amigo mío. Hemos trabajado juntos muchos años, y tenemos una gran empatía cinematográfica, y también disfrutamos mucho trabajando juntos. Hacemos un trabajo en conjunto pero obviamente el es el guionista y construye esta estructura dramática. A partir de él, yo empecé a hacer mis propias investigaciones, a visitar la universidad de abogacía para ver como eran esos alumnos, que hacían los profesores, cómo era el bar de enfrente… quería entender como iba el mundo de esa universidad. Traté de recopilar mucha información para que a la hora de convertir ese guión en cine, sentirme preparado y crear mi propia puesta en escena.

¿Porqué te has decidido por el género del thriller?

Intento trabajar como director de cine las mismas películas que a mí me emocionan y fascinan como espectador. Es una película que habla de los detalles, de que todo está en ellos, y que sumerge al espectador en esta investigación policíaca para convertirle también en un detective. En este sentido, el atar los diferente elementos puedan hacerles sacar sus propias conjeturas y eso es lo que me gusta de esta película.

¿Cómo ha sido trabajar con un actor tan reconocido como Ricardo Darín o con los actores de tu anterior trabajo?

Trabajar con gente y actores que admiras es muy fascinante y algo muy agradecido. Gracias a ellos he aprendido mucho. Al tener el guión y los personajes preparados, se les busca el alma, y esa es el actor. Ellos traen a la mesa de trabajo una serie de preguntas que configurarán al personaje gracias a un trabajo conjunto de actor y director cuyo camino lleva a lugares inesperados para potenciar al personaje. Yo creo que la película que teníamos en el guión no era la que teníamos en el rodaje, y la de rodaje no era la que teníamos en el montaje. Es una película que creció enormemente gracias a este trabajo conjunto.

¿Ricardo Darín fue la primera opción para interpretar al profesor Roberto Bermúdez?

Siempre fue mi única opción. Siempre creí que ese personaje tenía que hacerlo Ricardo para potenciar más este personaje. Todos queremos trabajar con Ricardo, primero por como es como persona, que es espectacular y en seguida abre las puertas de su casa para que uno se sienta cómodo en su trabajo sin importar que uno haya echo muchas o pocas películas, transmitiéndole su entusiasmo y empatía, pero también es muy fácil trabajar con él por su manera creativa e infinita de analizar cada cosa, como es capaz de entrañar al personaje capa por capa.

¿Alberto y Calu también fueron las primeras opciones?

A Alberto le conocí en «Celda 211» y tuve la suerte de coincidir con él en Buenos Aires, mientras Alberto visitaba a unos familiares. Armamos un encuentro y también sentí que el iba a potenciar al personaje, a dotarle de mucha ambigüedad. Era un personaje que tenía que tener múltiples caras y versiones, tenía que hacer creer que era un lobo disfrazado de cordero, pero un cordero con un poco cara de lobo.

Con Calu fue diferente, Laura es el único personaje que no pertenece al mismo mundo que se presenta en la película. Este personaje viene de otro lado, irrumpe y provoca este barullo en esta especie de triángulo amoroso. Hicimos un casting en el que vimos a muchas chicas, pero al ver a Calu en un segundo casting sentí que el set se llenaba de energía diferente, ella tenía que ser la elegida.

¿Cuáles son los detalles más importantes que configuran esta película?

El detalle más importante tiene que ver con la empatía con el espectador. Esa idea hitchcockiana, del hombre que se pervierte y se ve metido involuntariamente en una causa que no se esperaba, y eso se puede convertir en algo fascinante. Identificarnos entonces con un personaje como este abogado, supone convertirnos en un detective para demostrar que tiene razón. Además, que este personaje este interpretado por Ricardo Darín, genera aún más esa empatía con el espectador y lo ayuda más involucrarse en lo locura y obsesión de este personaje, siendo esto el punto más importante de la película.

¿Qué ha sido para ti lo más complicado a la hora de realizar la película?

Todas las escenas eran complicadas, sobre todo para poder conseguir que el espectador se convirtiera también en un investigador de la película. El qué mostrar y cómo mostrar a lo largo de la narración, era un permanente trabajo creativo que me pareció una tarea muy ardua, pero que todos los del equipo creíamos en esta dualidad, construyendo la película plano por plano dentro de una atmósfera oscura y agobiante. En un momento pensamos que la película se tenía que llamar «La niebla».

El cine tiene esa magia, uno construye sensaciones y emociones y lo provoca en el espectador.

¿Cómo se consigue no mostrar todo al espectador y darle solo lo puntos necesarios para que siga el hilo de la historia, escondiendo las numerosas subtramas del filme?

El cine es una gran expresión de ideas de una visión del mundo. La escena en la exposición de Picasso es un ejemplo de cómo en una obra hay algo por delante pero si uno se fija bien hay mucho más por detrás. Es tratar de que el espectador vea mucho más allá, por eso el director trabaja sobre que porción del mundo mostrar y que poder ocultar, no sólo la trama sino el subtexto, lo que sería la segunda trama de la película.

¿Futuros proyectos confesables?

Quiero explorar diferentes géneros, de diferentes historias y personajes. Tengo muchos cuadernos y carpetas en el ordenador abiertas, y alguna va a convertirse en la próxima película. No sé cual de todas, pero sí tengo mucha ilusión, veremos que depara el futuro.

Esther Esteban, Madrid